sábado, 14 de agosto de 2010



"BENDITO SEAS SALVADOR DIVINO"
Entre cantos y plegarias miles de salvadoreños se dieron cita en los alrededores de la catedral metropolitana, para ser partícipes en la representación de la transfiguración de nuestro señor Jesucristo en la tan conocida "bajada", que por más de 400 años ha sido el centro de los festejos capitalinos.
La lluvia no impidió que los feligreses custodiaran a su Santo Patrono durante su recorrido por la calle Rubén Darío, donde lucía su vestidura color carmesí, adornado con lirios de color rosa y llevado en andas por un grupo de agentes de la Policía Nacional Civil,en un trayecto del recorrid, acompañado a la vez por pancartas, banderas y estampas que llevaban algunos de los creyentes.
Otro grupo muy grande de personas aguardaba pacientemente en medio de cantos religiosos y rosarios marianos en las afueras de la catedral esperando la llegada de El Divino Salvador por lo que se unían a una sola voz con el coro parroquial quienes animaban a los asistentes. Durante la conmemoración de la Transfiguración del Señor, el líder religioso de la Iglesia Católica explicó la importancia de la unidad como una alternativa para enfrentar la problemática social existente.

"Pedimos hoy al Divino Salvador del Mundo que ilumine a los líderes de nuestra nación para que prime en sus decisiones el bien común en el desarrollo de una auténtica agenda de nación; enfatizó, el arzobispo de San Salvador, José Luis Escobar Alas.
Palabras que sin duda hicieron eco entre los presentes invitándoles a respetarse los unos con los otros tal como Jesús nos lo manda a través de los sagrados mandamientos.
Al momento de redescubrirse Jesús con su túnica blanca, bordada con lentejuelas doradas; el cielo se iluminaba con los fuegos artificiales y se llenaban de gozo los feligreses con los himnos religiosos entonados a una sola voz y celebrando la transfiguración del Divino Salvador del Mundo.

Una tradición heredada por décadas

La adoración al Divino Salvador se fundamenta en el relato de la Biblia que dice que llegando Jesús al pie del monte Tabor, el Señor escogió a tres de sus discípulos: Pedro, Santiago y Juan para que le acompañaran y fueran testigos de uno de los momentos más gloriosos en su vida humana.
La Biblia explica que al llegar a la cúspide del cerro, Jesús se transfiguró de hombre a Dios, sus vestiduras rojas se volvieron radiantes como la luz y más blancas que la nieve.
En el país la celebración de la transfiguración de Jesucristo inició el sexto día de agosto de 1528. Sin embargo desde 1777 a 1963 la procesión iniciaba desde la iglesia El Calvario hacía la Plaza de Armas que ahora es el parque Libertad y era ahí en donde se hacia la transfiguración. Posteriormente se dirigía hasta la catedral metropolitana donde los bomberos bajaban la imagen y un grupo de personas la introducían a catedral.
Así transcurrieron muchos años hasta que en 1973 el Arzobispo y Monseñor Luis Chávez y González, decidió que la salida fuese de la basílica del Sagrado Corazón. Sin embargo, los salvadoreños no dudaron en hacer el reclamo al señor arzobispo por tal decisión.
Entonces prometió que todos los cincos de agosto por la mañana, el Divino Salvador del Mundo visitaría la iglesia El Calvario para después, llegar en procesión hasta la basílica del Sagrado Corazón donde en la tarde emprendería su regreso hasta catedral metropolitana y, a su llegada, se haría la transfiguración del Divino Salvador del Mundo, patrono de los salvadoreños.

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